En esencia, una explosión de color y un lavado de cara para un baño en Chamberí de los años 60. Unos propietarios con ganas de recordar su México natal y dejarnos arriesgar con un color como el amarillo para centrar la atención en una estancia de la casa en la que pasamos de media más de doce horas a la semana.
Pero lo más sorprendente de todo es que nuestra propuesta para esta completa e innovadora renovación en tiempos de confinamiento se realizó con el mínimo presupuesto posible: 150 euros.
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