La actuación consistió en adecuar, sanear, limpiar y ampliar la instalación, ajustándonos a las necesidades de la vivienda.
Como puede apreciarse en una de las fotos, el sombreado por arbustos y ramas afectaba en un 40% a la producción fotovoltaica.
Una vez despejado el entorno y toda la zona de malezas, procedimos a analizar el aspecto técnico.
Las baterías habían sufrido en exceso por la configuración del cuadro eléctrico, es decir, toda la energía consumida en la finca pasaba por el banco de baterías. En instalaciones pequeñas suele ser lo habitual, pero en este caso existen consumos muy elevados en ciertas horas del día, o en eventos programados para los fines de semana.
Una vez realizado un estudio de los hábitos de consumo y solucionada la gestión del cuadro eléctrico en consecuencia, decidimos utilizar la energía de la instalación fotovoltaica únicamente en los consumos habituales y no en aquellos consumos más puntuales de maquinaria pesada.
Este cambio de hábitos consiguió que se rebajaran los consumos en un 60%, pero aun así las baterías y el campo solar no eran suficientes para la demanda diaria de las viviendas. Por lo que, como puede apreciarse en las fotografías, se procedió a la ampliación tanto del campo fotovoltaico, como del banco de baterías.
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