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Un 10 en eficiencia energética
Por naturaleza, las ventanas que están elaboradas con PVC tienen la particularidad de que presentan un bajo índice de conductividad térmica; y esto quiere decir que es un elemento aislante por naturaleza. Esto se traduce a final de mes en tu factura en una reducción del consumo energético de un 74% instalando ventanas de PVC con doble acristalamiento.
Esta es la principal característica del PVC, pero hay otros factores que es importante tener en cuenta si lo que quieres es ahorrar en el consumo de energía de tu hogar:
- Las ventanas de PVC tienen sus esquinas electro-soldadas, por lo que resultan totalmente impermeables a filtraciones de agua y aire. Dicho de otro modo, evita fugas de calor en los meses más fríos del invierno.
- Alta insonorización. Si se combina en una ventana un perfil de PVC con un vidrio de alta prestaciones, el resultado es un elevado aislamiento acústico para tu vivienda.
- Ganarás en eficiencia energética: una de las ventajas de las ventanas PVC más destacadas es que apostando por este tipo de perfiles conseguirás un hogar muy bien aislado (también en lo que a ruidos se refiere). Esto resulta esencial si lo que buscas es ganar en confort y reducir tu consumo de calefacción y aire acondicionado. De hecho, la ventana que más energía ahorra es la de PVC: hasta un 74% más que empleando otros materiales para vestir tu ventana (según el IDAE, en su Guía de Acristalamiento y Cerramiento Acristalado).
- En pro de esa eficiencia y ese compromiso sostenible, es bueno que sepas que el PVC es un material totalmente reciclable que, aparte, requiere de muy pocos recursos para su fabricación. A su vez, también presenta una alta eficiencia energética porque ayuda a reducir el consumo de energía.
Más ventajas del PVC
Pero si no solo te interesa el ahorro en tus facturas de energía, es bueno que sepas que el PVC tiene otras tantas características que hacen que sea un buen acompañante para tus nuevas ventanas. Así pues, este material presenta una larga vida útil; las ventanas de PVC duran unos 50 años. Un tiempo en el que además su mantenimiento es mínimo: basta con limpiar esas ventanas con un paño suave y un detergente convencional.
Pero, su parte positiva no solo se reduce a sus requerimientos técnicos (sobre todo en lo relativo a cuestiones de eficiencia energética), sino que también queda patente en aspectos relativos a la estética.