La base de este proyecto era realmente excepcional: la vivienda incorporaba un antiguo claustro con 500 años de antigüedad y una intervención de Antoni Gaudí. Ante un desafío semejante, las interioristas Elina Vilá y Agnès Blanch aplicaron su filosofía de trabajo con el máximo rigor y recuperaron y rehabilitaron cada uno de los elementos arquitectónicos originales. Es una restauración moderna y honesta con la historia.
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