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¿Quién no ha querido tener una casa en el árbol?
En este altillo, se encuentran la sala de reuniones y el espacio de posproducción de fotos, con vistas cruzadas hacia el estudio de fotografía propiamente dicho, a doble altura y en la planta baja, una pequeña sala de espera.
Nuestra casa del árbol es una gran pieza de madera en L, con paños continuos que se apoyan puntualmente en el suelo, y a la que se accede a través de la escalera, casi escultórica, compuesta por cubos de madera que vuelan y se enroscan formando el tronco que nos da acceso a ella.
Y para resolver el programa, había que disponer de un espacio de atención, de producción y de posproducción que respondiera a las exigencias de un estudio fotográfico de la manera más económica posible.
Así que construimos una casa en un árbol. Utilizamos el ladrillo y la madera. El blanco y las texturas, para que nos aportaran espacios íntimos pero sin disfraces.